El Misteri vivió ayer una jornada que pasará a la historia. La Capella ofreció un concierto escenificado en la capital del cristianismo. Como muchos preveían, faltó el Papa, pero se contó con varios obispos y cardenales. La emoción embargó a la delegación ilicitana y no faltaron los vítores a la Maredeu.
Probablemente, el concierto de la Capella pasó inadvertido para la gran mayoría de romanos entre la gran cantidad de citas culturales que reúne cada día una capital europea como Roma, pero, sin lugar a dudas, va a quedar escrito en letras de oro en la historia de la representación asuncionista.
El aforo de la basílica de Santa María la Mayor -1.500 localidades de asiento- estaba completo al inicio de la actuación. Entre el público asistente, 300, o quizás más, ilicitanos llegados durante los últimos días a través de diferentes combinaciones aéreas. También hubo mucho religioso y religiosa, inconfundibles por sus hábitos, de diferentes congregaciones.